Recordaréis que existen ayudas "directas", contempladas en el primer pilar de la PAC, y las ayudas al Desarrollo rural, pertenecientes al segundo pilar y de las que se habló de pasada.
En España el programa nacional español de Desarrollo Rural, del que cada una de las Comunidades Autónomas hace su versión adaptada al territorio, contiene una medida (en concreto la submedida 6.1) para ayudar a los jóvenes agricultores que quieran establecerse por primera vez como titulares de una explotación agrícola.
Pues bien, para acceder a estas ayudas, y para determinar cuánto va a recibir el nuevo agricultor, este tiene que redactar y entregar al organismo autonómico encargado de su gestión un Plan Empresarial. la cuantía de la ayuda dependerá de la valoración que hagan los técnicos del plan de empresa y de los compromisos adquiridos.
Un agricultor o ganadero es un empresario, e independientemente de que la elaboración de un Plan empresarial puede dar acceso a ayudas económicas, sentarse a planificar lo que uno quiere que sea su futuro y en lo que va a empeñar tiempo, esfuerzo y dinero, es algo de sentido común.
¿Qué es y qué contiene un Plan Empresarial?
Podemos ver el plan como una foto de lo que será la futura explotación del joven. Algo así como la típica comparación de fotos del "antes" y el "después", aunque en este caso será más bien el "ahora" frente a "lo que yo quiero lograr". Es fundamental que lo que se refleje en el Plan Empresarial sea coherente con la ayuda que se solicita y con las expectativas de futuro de la explotación.
La coherencia es importante porque, conviene recordarlo, en el momento en que el agricultor recibe las ayudas está asumiendo una serie de compromisos. Y los asume durante un periodo de 5 años. Si ésta es concedida, el beneficiario deberá ejecutar lo previsto en el plan; arriesgándose a que le retiren total o parcialmente dicha ayuda en caso contrario.
Cada Comunidad Autónoma establece el contenido mínimo de los planes empresariales en los PDR y lo concreta en las convocatorias de ayuda que se publican periódicamente. En general se componen de varios apartados destinados a evaluar la situación de partida, las inversiones necesarias para poner en marcha la actividad económica que se pretende llevar a cabo en explotación y "hacer las cuentas" para ver si esas inversiones se podrán amortizar o no en ese periodo de cinco años.
La situación inicial de la explotación se expone en el apartado de "Memoria descriptiva". Siguiendo con el símil, consiste en hacer una foto de la situación actual de partida, que incluye entre muchos otros datos las principales producciones que se pretende obtener y su destino, la estrategia productiva, la pertenencia a cooperativas comunidades de regantes u otras entidades carácter asociativo (ATRIAs y ADVs, ADS u OPFH por ejemplo), la formación y capacitación del titular o si se tiene suscrito algún seguro agrario. En el apartado de "Datos de la explotación" se entra más al detalle. Aquí hay que especificar las fincas, edificios e instalaciones, maquinaria y equipos, el censo de ganado, e incluso la mano de obra.
Una vez situados y teniendo clara la situación de partida se pasa al apartado de "Estudio económico", que incluye el plan de inversiones que se prevé hacer en la explotación y el plan de financiación necesario para llevarlas a cabo. El siguiente apartado es el de "Previsión de resultados"; aquí llega la hora de la verdad ya que en él se confrontan los ingresos previstos (por la venta de productos, las ayudas de la PAC o ingresos financieros) con la larga lista de gastos fijos y variables (insumos, mano de obra asalariada, reparaciones, seguros, arrendamientos, etc. ). El último apartado, el "Estudio de viabilidad" incluye un cuadro resumen elaborado a partir de los datos anteriores que permitirá a los técnicos (y al joven agricultor responsable del plan) estimar si la explotación será capaz de asumir las inversiones y cumplir con el plan empresarial propuesto.
La importancia de unos buenos asesores
Decidirse a comenzar un negocio agrícola es un gran paso, para el que merece la pena calzarse unas buenas botas para llegar al destino final. Destino que, en nuestro caso, será asegurar la rentabilidad y el futuro de la explotación.
Aparte del trabajo diario, que ya de por sí es muy variado, hay muchos frentes que atender y, no siempre se puede abarcar todo. Por esta razón es muy conveniente contar con la ayuda de expertos en distintos campos que pertenezcan a una entidad homologada de asesoramiento, caso de organizaciones profesionales agrarias como COAG. Estas entidades ofrecen un asesoramiento integral a los jóvenes emprendedores en el medio rural, cubriendo no sólo aspectos técnicos y normativos de la propia actividad (condicionalidad, medidas agroambientales, uso de fitosanitarios, gestión integrada de plagas, higiene y bienestar animal, trazabilidad etc. ) sino también los aspectos económicos y burocráticos que ha de afrontar cualquier empresario.
Estos expertos aportan confianza, experiencia y la información necesaria para elaborar un buen Plan Empresarial y llevarlo a buen puerto. A los jóvenes agricultores ya sólo les queda tener un poco de suerte, una buena dosis de paciencia y trabajar duro cada día.
Si estás pensando en hacer tu propio Plan Empresarial, busca en el siguiente enlace la oficina de COAG más cercana: http://coag.org/sedes-regionales