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Hèctor Molina, un agricultor de la actualidad

En el marco del proyecto Somos nuestra tierra conversamos con un personaje esencial para comprender el relevo generacional en el campo: Hèctor Molina.

El villarrealense dejó el sector de la construcción en los años más intensos de la burbuja inmobiliaria. En ese momento, tuvo una revelación lógica y sensata, el futuro era la agricultura. De forma autodidacta, Hèctor se embarcó en varios proyectos rompedores que iban de la mano con la gastronomía y la innovación, demostrando así que en el sector hay sitio para el cambio y los nuevos brotes.

Del naranja ladrillo, a vivir y aprender entre naranjos y campos.

Hola Hèctor, cuéntanos, originalmente no eras agricultor, trabajabas en la construcción ¿A qué se debió ese cambio? ¿por qué decidiste cambiar de profesión y formarte como agricultor?

Cuando realicé el cambio del sector de la construcción a la agricultura, eran tiempos complicados. Hablamos del año 2007 en pleno inicio de recesión económica. Empezaron a venir impagos de clientes teóricamente solventes, los concursos de acreedores de grandes empresas y eso creó en mí un caos psicológico bastante considerable. Un día, decidí plantear mi futuro en el que no deseaba tener jefes, si tenía que invertir que fuese poca cantidad puesto que iban a ser años de 'guardar la ropa' y después de muchas horas vi en la agricultura mi futuro.
No sabía nada de campo más allá de haber vivido desde siempre rodeado de naranjos. Trabajé sobre las debilidades y fortalezas del sector y emprendí mi aventura.

Eres realmente activo en el emprendimiento y en la activación de nuevas ideas. Ahora mismo, ¿cuáles son tus principales proyectos?

Estamos basando mucho nuestro trabajo en el asesoramiento a empresas, ya sea restauración, colectividades... También hemos centrado mucho nuestro esfuerzo en trabajar mano a mano con una multinacional del cash & carry. Es muy romántica la venta de productos del campo en el mercado pero el problema es global y, si no trabajamos de la mano con las grandes empresas, el futuro sostenible no será futuro.
Tenemos una carencia educacional muy importante y ello nos llevó a centrarnos mucho en los más pequeños dentro del ámbito educativo.

¿Qué mensaje lanzarías a los y las jóvenes que se plantean dedicarse a la agricultura?

El mensaje opuesto que recibimos los jóvenes de la generación del 70 a la actualidad. Nos educaron lejos del campo vendiéndonos (en cierto modo era correcto) que el campo era muy sacrificado y que se dependía de muchos factores para que el ciclo productivo acabase de forma satisfactoria. Los tiempos han cambiado y necesitamos de esos jóvenes para revertir la dramática situación que vivimos en el sector. Sin lugar a dudas, que sus proyectos se conviertan en una realidad, que trabajen en equipo, que busquen sinergias con otras empresas, no solo  
del sector agrícola, que pongan los pies en la tierra (nunca mejor dicho) y que apuesten fuerte.

¿Cuáles son las metas a corto plazo de la agricultura? ¿Hay una solución rápida para revertir los principales problemas?

Es imposible trazar un plan a corto plazo. La agricultura es muy lenta y, tenemos una situación en la que hay que trazar un camino a seguir a largo plazo, mínimo a veinte años vista. Y ahí radica uno de nuestros principales problemas. Los dirigentes no ven más allá de un ciclo legislativo (4 años) y se dedican a parchear, con lo que no es más que pan para hoy, hambre para mañana.

¿Qué supone para ti ser agricultor?

A mí me cambió la vida. Vivimos en un estrés constante, nos inculcaron la cultura del 'no tengo tiempo' y las cosas hay que tomarlas desde otro prisma. La agricultura me ha ayudado a adquirir paciencia, a parar, a pensar, a razonar, a observar, a tomar decisiones en base a muchos factores y a ser feliz.

Antes que nada, conviene aclarar que la normativa considera “jóvenes” agricultores a aquellos con edad comprendida entre los 18 y 40 años; antes eran 35 años, pero la sociedad envejece y en el campo más aún.
Con el fin de año llegan las listas, recopilatorios y repasos varios, y desde “Somos Nuestra Tierra” no vamos a ser menos.
En la actualidad existen ganaderos que han optado por modelos rentables que no pasan por crecer indefinidamente. Y parece que les va bien.