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El cultivo de olivar como opción de futuro

Descubre esta apuesta interesante para alguien que se incorpora a la profesión de agricultor en España

Una vez has decidido que lo tuyo es el campo y la agricultura, toca apostar por algún cultivo de entre los  que puedas elegir; todos tienen sus peculiaridades, ventajas e inconvenientes. Desde este blog vamos a hablarte sobre el cultivo del olivo, y por qué puede resultar interesante para alguien que se incorpora a la profesión de agricultor.

LA IMPORTANCIA DEL SECTOR EN ESPAÑA

España es el primer productor mundial de aceite de oliva. Tenemos la experiencia, los medios de producción y una imagen de calidad cada vez mayor en el extranjero. Apostar por este sector es como hacerlo por un caballo ganador, o mejor aún, como optar por una franquicia consolidada a la hora de emprender. Solo hay que trabajar mucho y dejarse asesorar por los que saben hacerlo bien.

Hoy en día es posible encontrar olivares en los cinco continentes, ya que este cultivo ha crecido mucho en poco tiempo: en las últimas 15 campañas se han plantado una media 152.000 hectáreas por ejercicio, lo que equivale a plantar unos 600 olivos por minuto, o una superficie acumulada de1,7 millones de hectáreas. Esta expansión se ha hecho en base a olivares de alta densidad, que suponen un 85 % de la superficie, utilizando variedades Arbequina, Arbosana o Koroneiki, especialmente idóneas para esta nueva modalidad de cultivo intensivo en seto. 

En definitiva, nos encontramos ante un sector con gran dinamismo que exige a quienes se incorporan a él una gran agilidad para poder adaptarse a los cambios del mercado.

La buena noticia es que, aunque la competitividad es considerable, el aceite de oliva es un producto con futuro, que puede ir conquistando su hueco en la cesta de la compra de los habitantes de todo el mundo a costa de las omnipresentes grasas de palma y colza. La noticia no tan buena es que la amenaza de la Xylella sigue vigente en nuestro entorno y su evolución no está muy clara.

DOS MODELOS BÁSICOS DE OLIVAR

Una vez elegido este cultivo, toca decidir en qué "liga" se va a jugar. Existen dos tipos de olivar bien definidos junto con sus correspondientes situaciones intermedias: olivares superintensivos o intensivos, frente a olivares tradicionales y de sierra.

Los primeros son muy productivos, debido a que normalmente están situados en zonas llanas, se utilizan árboles jóvenes de variedades seleccionadas, en plantados en altas densidades y podados en forma de setos. Pueden estar en regadío o secano. Las labores habituales están muy mecanizadas, lo cual supone un menor gasto en mano de obra, pero como podréis imaginar, requieren de una fuerte inversión inicial en compra de tierras, instalaciones, equipos, etc. Siguiendo con el símil futbolístico, estos pertenecerían a la "Champions" , ya que se entra en una dinámica en la que se tiene que competir "a lo grande", con unos costes de producción lo más bajos posibles pero produciendo un aceite de calidad, vendible en cualquier rincón del mundo.

Pero las tierras llanas suelen estar muy cotizadas y lograr la inversión para comenzar una plantación quizás pueda resultar muy complicado para muchos de vosotros. Quizás sea más realista pensar que has podido heredar o comprar unas hectáreas de olivar tradicional de secano, mucho más baratas pero de futuro más incierto. 

Los olivares tradicionales están formados por árboles adultos de variedades autóctonas, menos productivas, pero que al estar situados en zonas relativamente llanas pueden ser mecanizables, lo que permite realizar tratamientos que ayuden a conseguir una mayor productividad y ahorrar considerablemente en mano de obra. En las empinadas laderas de las sierras, los olivos se agarran como pueden al escaso suelo disponible, por lo que resultan poco o nada mecanizables. Ambos casos, con sus diferencias, podrían compararse las ligas de futbol de equipos de "segunda", con unos ingresos bastante más limitados pero con mucha "épica". 

Esta menor rentabilidad no implica en absoluto que sean olivares de menor categoría. En primer lugar porque suelen producir aceites de excelente calidad; además muchos de ellos se consideran paisajes a proteger, y debido a las grandes extensiones que ocupan comienza a valorarse su papel en la mitigación de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero(1) .El reto a lograr en estos casos, es lograr vivir del aceite y de los "servicios públicos ambientales" que generan estos olivares, y es necesario el reconocimiento de las instituciones (a través de los PDR por ejemplo), y de unos consumidores dispuestos a pagar más por un producto con una calidad diferenciada (DOP, ecológico o). 

Pero mientras llega ese reconocimiento, una buena estrategia es la de reducir costes "por dimensión", es decir uniéndose a otros productores para optimizar los costes que pueden ser comunes: desde compartir tractores para recoger la aceituna a contratar asesores técnicos y a profesionales del marketing que ayuden a posicionar tu producto. 

COOPERATIVAS E INTEGRACIÓN VERTICAL

Una vez vistas las "dos ligas" principales en el mundo del olivar, hay que buscar la vía que nos permita rentabilizar el negocio y, sobre todo, conseguir un nivel equilibrado de rentas a largo plazo. Esto resulta algo complicado en un cultivo cuya productividad está ligada al clima, la fertilidad del terreno y la vecería, y cuyo beneficio principal está sujeto año tras año a los vaivenes del mercado . 

Lo ideal sería llevar a cabo uno mismo todo el proceso completo: producir la aceituna, elaborar aceite y venderlo, - lo que se denomina "integración vertical" - ya que el margen obtenido es mucho mayor. Pero no resulta fácil lograr el éxito dada la amplia competencia existente y, máxime si quien emprende es un recién llegado al sector y quiere hacerlo en solitario.

Visto lo visto, quizás sea más recomendable apoyarse, al menos al principio, en los que saben y tienen los medios para asegurarte esas rentas y ayudarte a conseguir esa alta calidad que te permitirá ser más competitivo en los mercados actuales. A la vista está que las empresas y cooperativas que hacen bien las cosas están logrando grandes resultados.

En fin, sea cual sea el camino que escojas, ¡mucha suerte!

Antes que nada, conviene aclarar que la normativa considera “jóvenes” agricultores a aquellos con edad comprendida entre los 18 y 40 años; antes eran 35 años, pero la sociedad envejece y en el campo más aún.
Con el fin de año llegan las listas, recopilatorios y repasos varios, y desde “Somos Nuestra Tierra” no vamos a ser menos.
En la actualidad existen ganaderos que han optado por modelos rentables que no pasan por crecer indefinidamente. Y parece que les va bien.