El Plan Nacional de Regadíos impulsa la modernización de las infraestructuras de riego principalmente través de las comunidades de regantes. Entre las inversiones destacan por su dotación económica las destinadas a crear nuevas infraestructuras de regadío y a modernizar los ya existentes. Así, el agricultor como beneficiario ultimo, podrá introducir las mejoras más ajustadas a las necesidades de su explotación.
Entre las acciones más relevantes cabe citar la construcción de estaciones de bombeo para aportar presión a la red de riego, la mejora en el transporte y distribución del agua para minimizar pérdidas, y la adaptación técnica a sistemas de riego más eficientes.
Un enfoque complementario clave es el uso de recursos hídricos alternativos, como aguas residuales regeneradas o agua desalada. Estas fuentes se complementan con infraestructuras de almacenamiento cercanas a los cultivos, como balsas o depósitos prefabricados. Existe la posibilidad de cubrir las balsas con placas solares flotantes, que ofrecen varias ventajas: aprovechan un espacio improductivo para generar energía, reducir la evaporación y limitar el crecimiento de algas (que puede afectar al funcionamiento de la instalación). De esta manera se contribuye a la sostenibilidad y al ahorro energético, ya que la energía necesaria para hacerlo funcionar supone uno de los principales costes del riego.
Digitalización y tecnologías de control
A partir de un suministro de agua constante y razonablemente automatizado, la digitalización permite optimizar el uso del agua mediante herramientas TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación). Estas facilitan el acceso remoto, desde cualquier dispositivo con Internet, a información clave para la gestión del riego.
Un ejemplo a destacar es el Sistema de Información Agroclimática para el Regadío (SIAR), desarrollado por el Ministerio de Agricultura. Esta herramienta gratuita recopila datos de 461 estaciones agrometeorológicas y ofrece cálculos de necesidades hídricas y dosis de riego para diferentes cultivos.
La integración del Big Data en la agricultura permite una gestión más precisa mediante sensores remotos, drones o imágenes satelitales multiespectrales (teledetección), lo que facilita el análisis ágil de grandes superficies. En cualquier caso es importante prestar atención a la calidad de las medidas y enmarcarlas en unos umbrales de referencia que ayuden a la toma de decisiones dentro de la propia explotación.
Otra opción, si las características o necesidades lo justifican, consiste en instalar dichos sensores en la propia explotación. Estos sensores informan en tiempo real las condiciones del suelo y de las planta, por lo que permiten ajustar las dosis de riego a las necesidades concretas de cada cultivo o finca.
En determinados situaciones, especialmente en cultivos leñosos tolerantes al estrés hídrico como frutales y olivo, se pueden aplicar técnicas de riego deficitario controlado (RDC), que consisten en reducir el aporte de agua en periodos menos sensibles para las plantas. Para aplicarla de manera eficaz resulta imprescindible tener un control estricto del riego. Se ha estimado que en sistemas de riego por goteo combinados con sensores en la zona radicular, estas técnicas permiten un ahorro de entre el 20% y el 30% del agua (en función de la combinación clima, suelo y especie), sin comprometer la producción.
Un clima cada vez menos predecible y la necesidad de mejorar la competitividad están impulsando una transición hacia una agricultura basada en la eficiencia y la digitalización. En el caso de la producciones en regadío, para optimizar de cada gota de agua será necesaria en muchos casos una transformación integral de los cultivos y la modernización de los equipos de riego.
Es innegable que para acometer esta transformación resulta imprescindible contar con apoyo técnico y económico, ya sea de administraciones públicas o del sector privado. Tecnologías como la sensorización, el análisis de datos y el uso de energías renovables, junto con una planificación basada en datos precisos, permitirán enfrentar con éxito los retos de una agricultura que conforme avanza hacia el futuro resulta cada vez más compleja.