Se nos pone la carne de gallina cuando suena la canción "Mediterráneo" de Serrat, y a muchos nos vienen enseguida a la cabeza esas cervezas que te tomas en verano con los amigos según subes de la playa.
Sin embargo, el verano es también un buen momento para adquirir hábitos más saludables, ya que con el calor tenemos menos apetito, y el cuerpo pide alimentos ligeros y más liquido. El verano suele ser también una época para viajar, y nos da la oportunidad de conocer muchas zonas de nuestro país donde se producen sabrosas frutas de verano, y lógicamente de disfrutarlas justo cuando están en su mejor momento.
No en vano, españoles e italianos somos los principales productores de melocotón a nivel mundial y surtimos a los consumidores del norte de Europa. De otros reyes del verano, como el melón y las cerezas somos también los quintos productores en el mundo según la FAO. En resumen, que en España, tenemos fruta de verano para dar y (tal como están los mercados, casi) regalar.
Existen variados motivos por los que comemos cada vez menos fruta; pero no deberíamos conformarnos ya que existen también razones de sobra para aficionarnos a ella. La fruta de verano es ideal para empezar y aquí vamos a contar por qué.
- Por tu salud.
A pesar de presumir de dieta mediterránea y de tener gran cantidad y calidad de fruta y hortalizas al alcance de la mano, estamos lejos de los niveles recomendados de consumo por las Organizaciones Internacionales en materia sanitaria. Y eso que a estas alturas ya todos sabemos, porque los nutricionistas no se cansan de repetirlo que el consumo habitual se ha asociado a un menor riesgo de enfermedad y mortalidad.
El hecho de tener mucho más tiempo libre, y la frutería a tope de posibilidades nos va a ayudar a con nuestros nobles propósitos. Imagínate en la playa, jugando a las palas o tomando el sol; pateando esa ciudad que llevabas tiempo queriendo conocer, haciendo senderismo…o en el tajo, entregando cartas o trabajando en la viña. Hace calor, se suda, y el cuerpo necesita hidratarse y recuperar sales minerales. El entorno nos bombardea con anuncios de refrescos y cervezas pero…¿por qué no recurrir a la fruta para refrescarnos?.
¿ Sabías que la sandía, el melón, el melocotón y la ciruela están compuestas por más de un 80% de agua? Son por tanto estupendas para calmar la sed y, ya de paso, el apetito.
Y es que el consumo de frutas nos ayuda a hidratar el cuerpo e incluso a depurarlo. Las frutas aportan fibra, diversas vitaminas, minerales y compuestos necesarios para el buen funcionamiento del organismo. Por cierto, ya que estamos, la recomendación de 5 al día no es un límite máximo, a partir de esa cantidad, lo que el cuerpo te pida.
- Para no arruinar la operación bikini, que el verano es largo y las tentaciones acechan.
Largas siestas, horas tumbado al sol, las racioncitas y el helado de postre de cada día…no es extraño que terminemos el verano más “hermosos” de cómo lo empezamos.
De nuevo, las frutas pueden echarnos un cable, siempre y cuando nos propongamos aumentar su consumo a costa de otros alimentos menos recomendables (refrescos, helados, etc). Una de las razones principales es que las frutas, junto con las legumbres y las hortalizas tienen un índice glucémico menor; cuando nos tomamos una pieza de fruta entera, y la masticamos (los zumos no tienen el mismo efecto), los azúcares que contienen se van liberando de manera gradual durante la digestión, de esta manera el organismo puede utilizarlos mejor y evitamos que la mayoría se conviertan directamente en grasa corporal.
Durante el verano nuestro cuerpo está más expuesto, tanto a los rayos del sol como a las miradas indiscretas. Para mantener la piel hidratada, tersa, con buen aspecto y protegida frente a los rayos ultravioletas...¿adivináis quien aporta los elementos necesarios? Efectivamente, la fruta.
Algunas de estas frutas se prestan como ninguna al picoteo sano: unas cerezas o unos albaricoques. Sólo hay que preocuparse de lavarlas bien y encontrar dónde tirar los huesos. ¿Que eres más de sandía o melón?, pues lo partes a trozos y lo guardas en un tupper, bien accesible en la nevera para que sea lo primero que te encuentres cuando la abras. Y para los más peques o los más golosos, siempre queda el recurso de meter la fruta al congelador para hacer batidos, helados o granizados caseros.
- Porque en verano, ir a comprar fruta es muy agradecido.
Los nísperos o níspolas son los primeros en abrir la temporada estival. Realmente llegan a los mercados todavía en primavera, normalmente en abril, pero ya insinúan lo que está por venir. También comienza la temporada de las ciruelas, que en sus distintas variedades, las tendremos hasta septiembre. En mayo el calor se va notando (este año particularmente) y aparecen las primeras frutas veraniegas: albaricoques, cerezas, melocotones, nectarinas, paraguayos y platerina.
Conforme avanza el verano se afianzan los albaricoques y nectarinas y entran nuevas y sabrosas incorporaciones: brevas, picotas, peritas de San Juan, ciruelas y los primeros melones y sandías de la temporada. Es posible que hayáis visto melones y sandías desde hace tiempo en el mercado, ya que los nuevos métodos de cultivo permiten sacar al mercado variedades tempranas con una calidad excelente.
Bien entrados en agosto, reinan los melocotones tardíos, los melones y las sandías. Comienzan a aparecer higos, mangos (si, en España ya se cultivan) y uvas...que anuncian discretamente la llegada del otoño. En definitiva: durante el verano vayas cuando vayas al mercado, vas a tener mucha fruta para elegir, toda producida en nuestro país y en su mejor momento.
- Para contribuir a un mundo más sostenible
Hemos visto por tanto, que tenemos gran variedad de frutas, en su punto optimo de maduración y procedentes de lugares más o menos cercanos a donde vivimos. Por tanto es un sinsentido, o al menos es bastante insostenible, empeñarse en consumir frutas traídas desde miles de kilómetros en vez de aguantar un poco a que estén de temporada las que crecen más cerca de ti.
Para tenerlas en tu mercado ha habido que traerlas en avión o barco , y muy muy posiblemente se han almacenado durante un tiempo en cámaras frigoríficas. Y para que funcionen el avión y las cámaras es necesario gastar energía, lo cual acaba implicando emisiones de CO2 a la atmósfera. Y esto a su vez empeora la situación de cambio climático que ya estamos viviendo.
- Para apoyar a nuestro medio rural
Al comprar fruta de temporada que se ha cultivado cerca de donde vives estás colaborando a generar riqueza en tu entorno. Ayudas a mantener el trabajo del agricultor, de los jornaleros, de las casas de productos agrícolas y maquinaria, transportistas, almacenes...y en general de toda la gente que de una manera u otra vive de la producción de frutas, que es mucha en algunas regiones de Andalucía Aragón, Cataluña, Murcia, Valencia, Extremadura, Castilla la Mancha y La Rioja.
Por si fuera poco, también se mantienen unos paisajes únicos, como los que se generan durante la floración de cerezos y melocotoneros. Estas bellas estampas atraen a turistas mucho antes de la cosecha, aportando un dinero extra a zonas rurales donde es muy bien recibido.
En definitiva, que ya no tienes excusa para sacarle todo el jugo a la cesta de la compra veraniega. Comprando frutas producidas en nuestro país vas a conseguir a la vez llevar una alimentación variada y saludable, ahorrar, contribuir al cuidado del medio ambiente y al desarrollo de las zonas productoras.